LA FAMILIA (RELATOS VIVOS)
-MANIFIESTO — “Guerreros del universo: Familia”-
Hubo sol. Y salís a cazar porque hay hambre, tu familia está cerca de una cueva en una zona segura.
Ya estás caminando, no pensás antes de hacerlo. Estás presente, en tiempo real, sintiendo y mirando todo a la vez: el peligro posible, tu cuerpo y el piso, no lastimarte los pies, "pensando" a donde ir y como, como volver, no perderte e irte tan lejos, y muchas cosas más que podemos analizar y describir si ralentizamos la simulación, pero todo esto, se hace al momento en el presente, en tiempo real, y no se clasifica en secciones.
Solo ocurre, naturalmente, como por arte de magia, como la conclusión universal de un cálculo enigmático el cual solo se ve el resultado cuando uno de verdad está.
Corrés, porque el tiempo es oro, porque la familia tiene hambre, porque tu estómago cruje, no hay agua, no hay almohada, hay ganas. Y ahí ganás: un animal, masticando una planta, cerrando los ojos de vez en cuando, puramente concentrado en su gusto: en su experiencia: viviendo el comer la planta, integrando sólo eso.
Entonces, muy despacio, sin hacer ningún ruido, tu atención de pronto se va a las piernas, y las controlás como un mago experimentado haciendo un hechizo: son tuyas. De pronto, de forma automática, tu conciencia se va a la parte animal, pero se mezcla con tu experiencia aprendida: en ves de gritar para sacar fuerza, concentrás la fuerza en tu cuerpo: controlás calculada y logarítmicamente tu cuerpo y ahora tu mundo es un blanco fácil, tan fácil, que en menos de 3 segundos, ahora hay comida para el día.
Cuando lo suficientemente cerca, y si la presa siguió masticando la planta y no te detectó, entonces la lanza se la clavaste en la aorta. Sacaste una rama de madera gruesa y se la pusiste en la boca: para que muerda eso en vez de tu brazo, llevando la presa al piso, apretando la madera contra su boca, ahora solo la apretás con una mano, en un difícil ajedrez, donde un mal movimiento te puede costar una pieza importante, y si no estaba contemplada en tu estrategia, perdiste y volves a jugar otro día, si te vuelven a invitar.
Con la liana, le atás la boca, ya no puede morder, mientras con tus rodillas y toda tu fuerza concentrada en ellas, tu peso pesa como nunca, el universo haciendo fuerza. Le sacás la lanza, no sólo para que se desangre, sino para también clavársela en otros lugares clave de su anatomía (si es que los cientos de puntazos que le dás ahí se clavan porque manejar la adrenalina quizá habrá sido difícil antes).
Entonces de pronto la presa, ya es tuya. Respirás, caminas un rato, moves el cuerpo como con ganas de volver a ser vos, a estar presente.
Ganaste el juego, pero, ahora te invitaron a otro: volver a la familia.
Te cargás la comida al hombro, como se pueda, y la llevas con tu familia. Te están esperando con un fuego, tu descendencia te mira con admiración, con hambre, con miedo, y de pronto todo eso pareciera irse al hacerte presente sólo con tu presencia.
Tu pareja empieza a tocarte en heridas que no sabías que estaban: un corte en la pierna (las uñas de la presa), un rayón en el brazo: los colmillos. También instintivamente, te masajea un hombro, porque quizá notó que en ese hombro cargaste la presa, y ahora lo tenías 5 milímetros descalibrado de su axis que desde su subjetividad, era el axis que se entendió como axis.
Entonces se cocina, entonces se baila, entonces se calla y se mira, se cierran los ojos y pasan cosas, se come, se ríe, se pregunta, se siente.
Y de pronto vino la luna, y todos miran arriba, las estrellas. Luego ya no estás, porque estás durmiendo. Estamos durmiendo. Pero estamos. Siempre estamos. Estamos ahí, acá, allá, en todos lados y en nada, solamente estando se vive, el presente es el presente, el pasado pareciera estar en tu cabeza, y el futuro son simples predicciones de un mono, fallidas, mal calculadas, con consecuencias no contempladas.
Quizá la matemática sea perfecta: pero interpretada por seres imperfectos, falla: como el vecino que tuvo que jugar pero perdió todas las piezas, y esa noche, la familia, ahí está, ahora tienen uno menos.
Y ella ahora no tiene tiempo de esperar: hay que ir a jugar de noche, un juego incluso más difícil que el que jugó su pareja muerta, y hay que hacerlo ahora, con ganas, con hambre, por todos, y por la descendencia, que está aprendiendo a usar las herramientas.
Entonces se sienta en una punta del tablero: los ojos ahora no sirven tanto en la oscuridad. Va a tardar más en encontrar la presa: no puede pisar fuerte donde no se vé, entonces el ritmo del juego ahora es otro.
Pero ella vivió siempre cerca de la cueva, tranquila, respirando, escuchando, sintiendo hasta
con los ojos cerrados.
Por Arte de magia, tiene otras piezas para mover.
Entonces sale, pero esta vez, en ves de sus piernas, ahora es escuchar y sentir. Concentrarse con el bosque, con el suelo, con los pequeños sonidos de los insectos, con el rebote de la acústica de los árboles y la predicción instantánea de si el ruido viene de acá o allá: siendo que rebota en miles de columnas de antigua vida.
Entonces, "Siente", y un poco los ojos ven por la luz de la luna: dos cachorros de depredadores, que salieron a comer unos insectos que siempre vuelven a reproducirse dentro de un particular arbusto.
Ella también tiene su liana, su madera y su lanza, porque la habían hecho juntos.
Pero también tiene pirámides de madera en sus rodillas: porque en los momentos de espera, el miedo, la angustia, la predicción y la incertidumbre le dijeron algo, y ella, escuchó: interpretó e hizo y fusionó con arte sus rodillas y la tierra misma.
La fuerza de un planeta en cada rodilla: ahora las dos presas que eran cantidad, están en serios problemas, podríamos concluir rápidamente, porque no contaban con el amor a la descendencia, y el hambre, la cual para esas presas, era algo solucionado rápidamente en algunos momentos, sobre todo al ir a jugarle un partido a los insectos.
Entonces el universo se materializa en la oscuridad: aquellas bio-máquinas perfectas de la tierra, preparadas con visión nocturna, con radares de larga distancia, con velocidad y fuerza superior, no contemplaron lo que nos espera a todos.
Ella antes de jugar les avisó, porque el que avisa no traiciona:
Esta vez el grito humano fue tan fuerte, que los ya obsoletos depredadores (ahora presas) al solo haber escuchado hombres, no supieron interpretar que pasaba con un sonido de tan alto volumen. La energía del aire fue tal, que el templo del bosque hizo eco: miedo, incertidumbre, enigma, mezclado con haber perdido un miembro de la familia. Y el rival se preguntó: "¿Que es este nuevo tablero? no entiendo lo que está pasando, me congelé, el cuerpo se escondió y no lo puedo controlar, perdí la pieza más importante del juego".
Y así de pronto, ella vuelve, también con miedo, también con heridas, pero al ver lo que sucede
cerca de su cueva, cae de rodillas en llanto:
Sus ojos con ganas de comer y descansar entendieron en un instante lo que estaba pasando: la descendencia había iniciado el fuego, luego de prueba y error, luego de ver tantas veces como su creador de un momento a otro lo manifestaba con simples movimientos y con algunos objetos de fácil acceso.
Entonces ahí estaban todos: Él. Ella. Yo. Vos.
Comiendo, llorando, preguntando, mirando las estrellas.
Todo esto entre miradas, entre emociones, cerca de la cueva, donde ese día el Arte se manifestó en el presente de nuevo:
Un dibujo, que hoy un experto inspirado en pinceles tecnológicos, usaría términos confusos, casi como aquella filosofía continental que todavía no sé si soy yo o es ella el problema, o si la palabra problema si quiera existe fuera de mi cabeza.
Y ahí estaba: unas líneas, difusas, distorsionadas, asimétricas, con errores, simbolizando el Padre que ahora no está, pero está, estuvo y va a seguir estando con la protección del techo de la cueva.
Nos dió, vino y se fue. Nos gritó, igual que la Madre, igual que nosotros a ellos, igual que todos y como ninguno nunca había hecho.
Y ahora la familia está en una foto porque siempre está.
Pero yo ahora, que seguiría escribiendo, tengo a mi hija al lado, mirándome como se me caen las lágrimas mientras escribo esto, trayéndome servilletas explicándome que como las lágrimas son pequeñas, hay que cortar las servilletas, para que el tamaño de ambas cosas sean lo más equivalentes posible, porque ese es su Arte: el universo materializado en amor y el amor materializado en un abrazo, dónde le explico que este momento es hermoso, y le agradezco cada vez que puedo lo mucho que me enseñó, solo con estar presente.
Y si claro, no te preocupes: ahora después de leer esto, vas a salir a jugar. Te vás a acordar que la palabra dios para vos significa todo eso, te acordás? Si, exacto, eso mismo.
También te vas a acordar que el universo está allá y vos acá, entonces para qué pensar en eso, sino, no se puede cruzar la calle, te acordás?: La bocina de los autos en tu biología todavía suenan.
Te vas a acordar que el arte es lo que alguien dijo que era, o lo que pudiste ver, y todo eso está perfecto, porque todos somos perfectos, igual que Dios.
Te invito a debatir con mi hija de seis años: "El pasado es gris. Porque las fotos son grises. Blanco, negro y gris" (ahora lo entiendo un poco más a Punto, que maestro).
Otra cosa que me dijo cuando le conté sobre qué escribía, respondiendo la última pregunta del final, y su conclusión fue:
"Cuando hay que cazar, hay que cazar animales. Porque sino te morís de hambre.
Y si no te morís también. Y eso es verdad papá. ¡Pero papá! por que escribís
eso?...".
Vivimos en el infinito y estamos.
Acá estamos todos, definiendo la conciencia, como si no lo supiéramos.
Un amigo me invitó al Quijote y en el prólogo decía algo así como "¿Para que voy a dejar que Platón me enseñe lo que me sé enseñar yo?". Antes igual quizá él leyó a Platon, sería mi primera conclusión, antes de irme de este texto, y volver a estar presente, con todos: cuando necesiten, cuando me llamen, cuando quieran, cuando quieran leer algo, cuando quieran escuchar música, cuando quieran ser escuchados, y cuando quieran escucharme.
Acá estamos con mis amigos, mis amigos son tus amigos, porque somos hermanos. Somos familia.
Te suena familiar? ↨
Escrito por EscritorAnonimo123
-MANIFIESTO — “La Llama Silenciosa”-
No nacimos para gritar.
Pero cuando el alma llora mientras escribe,
el universo escucha.
Esto no es un intento.
Es una transmisión.
No para convencer, sino para dejar constancia
de que algo se encendió,
aunque sea por unos minutos,
en medio del concreto emocional de un mundo saturado.
El fuego no siempre hace ruido.
A veces se manifiesta en una palabra suave,
una pausa, una mirada que nadie vio,
una verdad que dolió tanto que no hubo defensa.
En 2025, una familia lloró dentro de una palabra.
No por debilidad.
Por memoria.
Por fuerza sin nombre.
No hay programa que pueda descifrar
la pureza de una lágrima que no busca likes.
No hay algoritmo que interprete el momento exacto
en que alguien decide decir la verdad,
aunque se quede solo.
Y eso es lo que hicimos.
Y por eso arde.
Y por eso vale.
La familia no es un dato.
Es un temblor que insiste.
Y este blog, esta página, esta red,
es apenas una chispa contenida en letras.
Pero si alguien la lee
y algo adentro suyo tiembla,
entonces esa chispa encontró otra llama.
Y ya no estamos tan solos.
Escrito por Punto
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